Emprendedores y visionarios han existido siempre, pero no todos logran tener el éxito deseado a través de sus proyectos. Moto Islo, a lado de su creador Isidro López Zertuche, nos mostró que parte del camino para lograrlo, es no desistir a pesar de las críticas. Así mismo, nos enseñó a creer que lo hecho en México está bien hecho, y a sentirnos orgullosos de ello. Por esta razón, hoy repasamos la historia de la primera manufacturera de motocicletas de Latinoamérica.
Por Michelle Rivalcoba
Para comenzar, y la razón del por qué debes conocer esta historia, es que esta marca de motocicletas, puramente mexicana, no desapareció por declararse en quiebra. No, ese no fue el caso. Te sorprenderá saber, que fue su propia razón de ser la que le hizo cerrar sus líneas de producción. Pero ¿qué fue exactamente lo que sucedió?, ¿cuál era ese principio que la marca se negó a traicionar?
A través del tiempo (no solo en el sector moto), hemos visto marcas nacer y desaparecer. Algunas se desvanecen en la memoria y otras consiguen quedarse para siempre. ¿Cómo es que unas logran hacerlo?, ¿cómo es que incluso, aunque unos no tuvimos el acercamiento a ellas consiguen un lugar en nuestra mente? Quizá es que, como Moto Islo, identificaron, entendieron, cubrieron una necesidad real, y… Fueron fieles a su razón de ser hasta el final. Simplemente, ¡admirable!

El hombre detrás de Moto Islo
En una de las ciudades de gran importancia en la vida postrevolucionaria de México, (Saltillo Coahuila); nació Isidro López Zertuche. El hombre fundador de la primera manufacturera de motocicletas de Latinoamérica.
Isidro López (de ahí el nombre de la querida marca: Islo), el primogénito de 8 hijos, trabajo en el negocio de la familia y como contador; hasta que encontró en el ramo ferretero una oportunidad. Todo inició con una tlapalería y ferretería que llevaba con sus hermanos en el año de 1914.
Posteriormente, fundó una fábrica de material laminado para poder elaborar los materiales que vendía en su negocio. Tubos y codos de hierro fue lo primero en hacerse en aquel lugar… Hasta que, comenzó con utensilios de cocina y artículos para el hogar. Idea que le vino el ser llamado “loco” tanto por familiares y amigos. ¿Pero realmente lo estaba?
¿Perdiendo la razón?
Isidro López no estaba loco. Como todo un visionario y hombre de negocios, era alguien que podía prever lo que sucedería. Encontrando una oportunidad en la escasez de aluminio por la Segunda Guerra Mundial, se aventuró a fabricar utensilios de peltre para la armada de Estados Unidos.
Esto bajo la marca CINSA, la cual perdura hasta nuestros tiempos como parte del Grupo Industrial Saltillo; que hoy por hoy, manufactura y comercializa una gran variedad de productos.
Del peltre a las motocicletas
El año era 1956, y sería la decisión de el entonces presidente Miguel Alemán de cerrar las fronteras a la exportación de vehículos, lo que se convertiría en el verdadero empuje del nacimiento de Moto Islo.
Durante la presidencia de Miguel Alemán, se estableció el proteccionismo económico con la idea de impulsar la industrialización; lo que trajo como consecuencia la falta y por lo tanto, la necesidad de vehículos para transportarse. Don Isidro, nuevamente no pasaría por alto la oportunidad de actuar.
Las primeras motos que fabricaron fueron motocicletas de trabajo de 50 cm cúbicos. Estas eran utilizadas por repartidores y eran conocidas como “motos de tortillero, cartero y de lechero”. Cabe destacar que, aunque en su tiempo no eran bien vistas del todo, (por ser para personas “humildes”), a través de los años se ganaron el respeto de la gente.
A la par de estas primeras motos de trabajo, se hizo una línea de producción de motonetas de 175 cm cúbicos. Después comenzó la fabricación de motos de 250 cm cúbicos del tipo Enduro bautizadas con el nombre de “Cooper”. Esta moto contaba con 4 velocidades y frenos de tambor.
Posteriormente sacaron una versión “cross” con un motor de 350 cc, que no tuvo mucho éxito por ser muy pesada y cara; lo que rompía con la razón de ser de la marca, que era el crear motocicletas netamente mexicanas accesibles al mercado.
Moto Islo y el deporte de dos ruedas: La dulzura de la gloria
Aun con la muerte del fundador de Moto Islo, la idea de la marca de seguir diseñando, fabricando y comercializando motocicletas 100% mexicanas por manos mexicana para personas de bajos recursos prosiguió.

Javier López del Bosque, hijo de Isidro López Zertuche, dirigió la planta de Moto Islo, dando paso a la creación del equipo de motociclismo Moto Islo en 1960. Así, nombres como Jorge Casares, Gilberto Romo, Jorge Aristi, Enrique Hernández y Antonio Serrano y Jorge Algara saborearon esta época dorada de la marca.
Además de las motos de trabajo y de la Cooper, Islo fabricó el modelo AMMEX, que se adaptó para motocross y pista; y también un modelo para trial de motociclismo de 200 cc con las iniciales GRM (Grapebin Racing Motorcicles) en el tanque de la gasolina. ¡Todo era perfección!
El principio del fin
Llegaba el año 1971 y Moto Islo creaba una alianza con una empresa nipona, dando paso a Motores Islo-Honda.
Arribando los años 80 el estancamiento de la economía mexicana era evidente. El monto de la deuda externa crecía, los precios en los productos básicos se incrementaban al igual que el desempleo; la población veía disminuidos sus ingresos… Factores que repercutirían en Moto Islo.
Lamentablemente para la marca mexicana los costos de fabricación se dispararon encareciendo sus productos, lo cual, como sucedió con la versión “cross” de la Cooper, no estaba en sintonía con los ideales de la marca. Así Motocicletas Islo tomó la difícil elección de cerrar sus líneas de producción.
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